Nuestra ciudad, a diferencia de otras localidades de la Provincia, no cuenta con una ordenanza que restrinja la entrega de bolsas de plástico por parte de los comercios.
Esto genera que una gran cantidad de estos elementos ensucien la vía pública, luego de que los pobladores al realizar sus compras diarias se deshagan de las bolsas en lugares que no corresponden.
La imágen se repite no solo en el radio céntrico de la ciudad, sino también en el sector industrial. Donde las bolsas vuelan debido al intenso viento que suele azotar la localidad y permanecen atrapadas sobre los alambrados y cercos.
Lo más grave es que la bolsa de plástico que entregan los supermercados y almacenes tienen una vida estimada de 1.000 años antes de desintegrarse.
Así, la invasión de esta basura presenta una alarmante senda de acumulación hacia el futuro. Conciencia.