Una vez más las capacidades diferentes de un grupo de jóvenes de la localidad dejan a las claras que no son un impedimento para desarrollar cualquier tipo de tareas que se pongan como meta.
Tal es el caso de un grupo de chicos sordos que desarrollan actividades en el kiosco de la escuela secundaria CPEM Nº 36, donde atienden el lugar e interactuan con los clientes.
La experiencia está encabezada por Jonatan Díaz, Víctor Sifuentes y Marcelo, su hermano, quienes luego de haber egresado decidieron presentarse en la licitación y avanzar con un proyecto laboral.
“Se trata de un emprendimiento en el que si bien nosotros los acompañamos, lo hacemos hasta que ellos se puedan apropiar de los recursos aprendidos en el área contable. Todos alcanzan un ingreso. Al cerrar el mes se hace una evaluación económica financiera, se descuentan los gastos y, en función de eso, el total se distribuye en partes iguales de acuerdo al turno que cubrió cada uno”, indicó la docente Elizabet Pizarro.
Los jóvenes desarrollan la actividad a lo largo de los tres turnos que posee el establecimiento educativo, donde en cada uno de ellos circulan alrededor de 1000 chicos.
Estos jóvenes interactúan a través de señas y comunicación escrita, y aplican la lectura labial para fortalecer el vínculo.
Actualmente, en nuestra localidad son varias las personas con diferentes grados de dificultad que desarrollan una actividad económica. Lo hacen en unidades de salud, en radio, en emprendimientos privados y también en instituciones públicas.
Fuente: diario La Mañana de Neuquén.