Apelando a esa mixtura desprejuiciada de géneros que ya es un sello distintivo del grupo, la Bersuit nos hizo viajar con su música al interior del país, a través de la cadencia propia de cada región, y a lo profundo de nuestro ser, tocando las fibras más íntimas con sus letras.
Las emociones fueron de la euforia total con temas como Tomo, Sr. Cobranza, La Argentinidad al Palo y La Bolsa, a momentos muy íntimos como Desconexión Sideral, Veneno de Humanidad y Vuelos.
A punto de cumplir 26 años de trayectoria, y luego de haber procesado el duelo por la partida del pelado Cordera, la banda que ya no sabe de liderazgos pregona uno de los lemas más populares del ambiente futbolero: “la camiseta y el club están por encima de cualquier ídolo”.
Haciendo honor a esa máxima, los muchachos que hacen de cada show un pijama party, salieron a la cancha a jugar en equipo y a defender los colores con alma, corazón y vida, demostrando que a pesar de las idas y vueltas la comunión con su público sigue intacta.
Y la química perdura porque sus fieles seguidores saben que aquellos psicópatas de calzoncillos largos que a fines de los años 90 protestaban contra el sistema e insultaban a diestra y siniestra son los mismos que hoy, con más de 4 décadas encima, algunas ganadas y otras perdidas, se animan a decir “te quiero” y a gritarlo a los “cuatro vientos” sin ponerse colorados.
Previo a la presentación de Bersuit Vergarabat, las bandas locales que se ganaron un lugar como teloneras, gracias al voto de la gente, pusieron todo su talento y energía al servicio del espectáculo.
Así pasó el rock alternativo de Barro, el pop melódico de Sin Pentagrama y el Ska furioso de La Roska, tres grandes promesas zapalinas que se toman la música muy en serio y a fuerza de horas y horas de ensayo se siguen curtiendo sobre los escenarios.
Fuente: prensa municipal.