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En mi Barrio mando yo

Don Bosco, con más ganas que juego, se quedó con el clásico zapalino luego de superar a un tímido Unión por 2 a 1 en un duelo válido por la primera fecha de la Copa Neuquén. Toledo y Quezada convirtieron para los locales, mientras que Huenulao había empatado para el "Canario".

Miles de zapalinos se acercaron hasta la cancha de Don Bosco para presenciar el partido con más color y clima futbolero de la provincia del Neuquén. El local llegaba con más rodaje que el Canario gracias a su participación en la fase de grupos del Torneo Federal C. Ramón Toledo, de penal; abrió el marcador para el dueño de casa en la primera parte, mientras que Luciano Huenulao empató, también desde los doce pasos en el complemento. El gol de la victoria llegó sobre el final tras una jugada extraña en la que Maxi Quezada mandó la pelota al fondo de la red.

La primera jugada de riesgo llegó al minuto de juego, nació del peligroso botín izquierdo de Chicho Vázquez y fue desactivada por la lígera mano derecha de Sebastian Moreno. Ese tiro libre desde la derecha fue sin dudas la mejor jugada de la visita en la primera parte. Apenas dos minutos más tarde Fernando Pettineroli encaró por derecha, dejó a un hombre en el camino y cuando ingresó al área fue derribado por dos rivales. Gonzalo Escobar, de flojo partido; no dudó y señaló el punto penal.

Ramón Toledo se hizo cargo, cruzó el disparó y desató la locura entre los simpatizantes locales. Unión acusó el golpe, le costó hacer pie y casi queda KO luego de un disparo de Maxi Quezada, desde 40 metros, que reventó el travesaño. A partir del primer cuarto de hora pasó poco y nada. Escobar comenzó a tomar protagonismo, un poco por el exceso de pierna fuerte entre los jugadores y otro poco para demostrar una autoridad que no era necesaria.
El primer capítulo finalizó caliente y con el dueño de casa ganando por la mínima.

En el complemento la visita demostró mayor actitud. Se instaló en terreno ajeno y con más ganas que ideas manejó los tiempos y el balón. Por su parte, Don Bosco estaba atado, sin poder encontrar la pelota e intentando recluirse para apostar a una contra a través de la velocidad de Pettineroli.

Desde el fondo, Luciano Huenulao mostraba su jerarquía para frenar a los rivales y para manejar los tiempos de un Unión que soñaba y creía en el empate. A los 15, Franco Lagos pegó una patada violenta y se fue expulsado, pero 120segundos más tarde Escobar volvió a sacar la roja. Esta vez el destinatario fue Fernando Pettineroli, quién obstruyó un salida de Unión, vio la segunda amarilla y se marchó masticando bronca.

El Canario se animó y un accidente de Alejandro Barraza a los 28´le dio la chance de empatar. Pues el central de Do Bosco saltó a cabecear y la pelota de pegó de lleno en la mano. Penal para la visita y Huenulao empató la historia.
Don Bosco decidió salir a buscar la victoria, aunque sin ideas ni juego asociado. Tal fue así que las llegadas más peligrosas nacían de saques laterales realizados por Quezada.

Cerca de los 40´el equipo de Sánchez Laudari contó con un par de tiro libres cerca de área pero que terminaron golpeado el alambrado de fondo.
El reloj marcaba que el tiempo estaba cumplido, los hinchas cantaban si parar y el empate le quedaba bien al clásico. Pero al igual que lo sucedido en octubre de 2017 el Barrio lo ganó de prepo.

Escobar cobró una falta cerca del banderín del corner. Obrequé lo ejecutó, la pelota recorrió el área chica y Maxi Quezada se encargó de mandarla al fondo del arco de Barriga. Gol, protestas, gritos, festejo desmedido, lagrimas verdeamarelas y locura para un Barrio que se quedó festejando una trabajada victoria sobre el rival de toda la vida.

Escobar adicionó siete minutos, pero Unión no pudo empatar un partido muy disputado, con poco juego y mucha pierna fuerte.

Fuente: Sergio "Checho" Arregui
Foto: César Soria

Autor: Sergio Garro

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