"Estoy contenta por mi hijo, porque va a cumplir un nuevo sueño", expresaba a primeras horas de la mañana en un medio radial mamá Sara. Indudablemente el anticipo que todos los medios de Neuquén buscaban lo tenía ella, que supo guardar el secreto y de esa forma obligar a toda una ciudad y una provincia a aguardar la confirmación en la voz del DT, Jorge Sampaoli.
La lista oficial se hizo esperar pero todos aquí tenían la certeza de que el hijo pródigo no podía faltar. El Huevo, el mismo pibe humilde que surgió de la liguita infantil que armaron Gabriel Rouret, Claudio Joselovsky y “Cubilla” Maliqueo, entre otros, estará en Rusia 2018.
El hijo del pueblo, el que caminó las calles de Zapala y Buenos Aires. El mismo que tiró paredes junto a vecinos y amigos de la infancia ahora intentará hacer lo mismo... pero en un ámbito mucho más diferente: un Mundial de fútbol. Allí, codeandosé junto a los mejores jugadores del globo terraqueo estará Marcos, el ex Don Bosco de Zapala y escuelita de Olimpo, entre otros.
Rápidamente las redes sociales se llenaron de buenas vibras y felicitaciones para con el jugador del Sporting de Portugal, que a sus 26 años sabe lo que es tocar el cielo con las manos. El teléfono de doña Sara no paraba de sonar, entre llamados de vecinos y amigos, de periodistas... seguramente habrá disfrutado del mejor almuerzo de toda su vida.
Humildad, perseverancia, sacrificio. Tan solo algunos condimentos que hacen y describen a Marcos Acuña. No solamente como jugador de fútbol, sino como persona. Ahora Neuquén, y Zapala tienen un motivo más para que a la Selección le vaya bien en Rusia.