El tema no es nuevo pero a esta altura resulta insólito que no se haya resuelto. Sobre finales del año pasado, los propios vecinos del sector salieron a advertir que estaban a punto de quedarse sin servicio de salud debido a la abultada deuda que el ministerio de Salud tenía con el propietario de la construcción.
En aquel momento una mediación judicial sumada al compromiso de la provincia para cumplir con el pago de la deuda hizo que se frenara el desalojo. Sin embargo, unos meses más tarde el panorama vuelve a repetirse.
El centro sanitario atiende mensualmente unas 400 personas de numerosos barrios de la periferia. De otra forma, estas personas deberían trasladarse hasta el centro de la ciudad para recibir atención médica.
Hoy la situación es crítica y ni siquiera los propios trabajadores saben si podrán seguir desarrollando sus tareas.