Los fundamentos señalan que la mayoría de la planta política cobra salarios que rondan los 100 mil pesos, que representa seis veces más el salario de una docente que recién se inicia. En ese sentido, advierten sobre la desigualdad entre los funcionarios políticos y los trabajadores que no llegan a fin de mes.
En otro tramo, sostienen que en el actual contexto de inflación y de imposición de topes a las negociaciones salariales en las paritarias, las dietas de los diputados y funcionarios son una verdadera muestra de privilegios.