Un preso neuquino que cumple condena por robos, hace varios meses fue derivado de la U11 a la U32 de Zapala donde se encuentra alojado en el pabellón B.
El jueves, el interno recibió la novedad de que su madre había sido internada en el hospital Regional Castro Rendón producto de una parálisis facial. Ante semejante novedad y, más en tiempos de coronavirus, el preso buscó la forma de contactarse con su familia por lo que le facilitaron un celular.
Tras llamar a la familia y cortar, la bronca le ganó de mano al preso que reaccionó mal y agredió a un penitenciario. De inmediato ingresó otro guardia y a un interno que quiso mediar en la situación le dio un culatazo en el ojo.
La falta de tacto de los penitenciarios y el fervor de los presos, que llevan casi 45 días sin ver a sus familiares, fue el combo perfecto para que todo se desmadrara en el pabellón B.
Se amotinaron los internos, quemaron colchones y todo concluyó tras la intervención del director de Unidades de Detención del interior comisario inspector Rebuffo.
Se ordenó el traslado al hospital del interno agredido en el ojo donde comprobaron una contusión por lo que le dieron 24 horas de reposo y no hacer actividad física durante una semana. Luego, lo regresaron a la unidad penal y se generó cierta incomodidad entre los internos porque no es aconsejable que si un preso fue al hospital regrese a la unidad de detención para evitar la propagación del coronavirus. Esto ha generado que los internos estén hablando de presentar pedidos de prisión domiciliaria producto de esta situación.
En tanto, hubo dos penitenciarios con lesiones leves producto de la refriega por lo que les dieron 48 horas de reposo.
Fuente: LM Neuquén