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La dudosa conducta policial vuelve a decir presente en el juicio contra Pallero

La mañana del asesinato de Facundo Guíñez, el cabo primero Pablo Maximiliano Pallero se presentó a trabajar "tranquilo, como todos los días", preguntó “si alguien había denunciado disparos de arma de fuego durante la madrugada” y dijo que “necesitaba dos balas” porque le había tirado “a las patas” a una persona que intentó robarle.

Esas fueron las declaraciones de sus compañeros de trabajo en la comisaría 22 en la segunda jornada del juicio oral contra el policía, acusado del homicidio de Guíñez.

Los testimonios fueron prácticamente calcados, como suele suceder en casos como éste en los que un policía es el acusado, los testigos son sus compañeros y hasta las pequeñas diferencias parecen ensayadas.

Guíñez murió de un balazo por la espalda que le disparó Pallero el 30 de agosto del año pasado entre la 1:30 y la 1:51 con su arma reglamentaria, a una cuadra y media de su casa.

La versión del imputado, conocida a través del defensor público Pablo Méndez ya que el policía no declaró, es que creyó que Guíñez le había robado algo del auto y que le apuntó a los pies. La bala, en esta hipótesis, lo habría alcanzado de rebote.

En la primera parte de la audiencia de ayer declararon algunos de los policías que concurrieron al lugar donde quedó el cuerpo de la víctima. El homicidio fue a la madrugada, pero oficialmente el Comando recién comenzó a intervenir a partir de las 7:30 por un llamado telefónico.

A un metro y medio del cuerpo boca abajo, prolijamente colocado sobre un bloque de cemento, estaba el pasacasete del auto de Pallero. Nadie admite haberlo tocado, pero tiene la huella dactilar de uno de esos policías.

El cabo primero entró a trabajar a la comisaría 22 de Zapala en el turno de las 8, y les preguntó a sus compañeros del turno anterior si habían recibido una denuncia sobre disparos en la madrugada. Les contó, además, que le había disparado a una persona, y que había buscado el rastro de sangre porque no sabía si lo había herido.

Resultó sorprendente la falta de curiosidad de los policías. Si uno se atiene a lo que declararon en la audiencia de ayer, no les pareció un hecho excepcional ya que casi no le hicieron preguntas a Pallero sobre el incidente.

Tampoco les llamó la atención que el suboficial dijera que tenía que conseguir dos balas para reemplazar a las que había disparado. Uno de ellos admitió que "cada disparo se tiene que justificar".

Solamente uno de los efectivos dijo que él habría hecho la denuncia. Pero no la hizo, ni dejó constancia en el libro de guardia de tamaño acontecimiento.

Vale recordar que a la hora del cambio de guardia en la comisaría 22, a dos cuadras de la casa de Pallero habían encontrado el cuerpo de Guíñez.

El juicio continuará toda la semana, hasta el viernes.

Fuente y foto: diario RN.

Autor: Sergio Garro

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