El principal inconveniente por el que el club Don Bosco no tiene en claro quien será el director técnico que conduzca al plantel en la próxima Liga de Fútbol de Neuquén es que la Comisión Directiva tiene su candidato al puesto, al igual que el plantel, que no está conforme con la designación de Ortega para ocupar el banco de suplentes.

Es por esta razón que a principios de mes al ex jugador de la institución, Hugo Matuz le fueron comunicados los deseos del plantel para que fuera él quien sea el director técnico del equipo.

Cuando Matuz fue consultado por este medio con respecto a lo sucedido, contó lo siguiente: “Me llamaron los chicos, que estaba reunidos en la casa de unos de los jugadores y me dijeron que querían hablar conmigo. Yo creí que era un asado, hasta que me dijeron que querían que yo los entrenara, por cuestiones que no se iban a sentir bien con el técnico que había designado la Comisión”.

Es por este motivo, que el ex central les hizo saber a ese grupo de jugadores que estaría encantado de ser quien lleve las riendas del equipo, pero sin embargo debían informarle sobre esta decisión a la Comisión Directiva. “Les plantee que vayan a hablar con la comisión y les hagan saber esto. Hasta el día de hoy sigo respetando la decisión de que el técnico de la primera es Rolo Ortega”.

En un principio, la reunión para definir esta problemática debía llevarse a cabo el sábado pasado. Pero esto no sucedió y Don Bosco todavía espera por su técnico.

A la espera de la palabra del presidente de la institución, el plantel se sigue entrenando en dos grupos: aquellos que desean que Matuz sea el DT, y por otra parte lo que están bajo las ordenes de Ortega.

Sea cual sea la decisión de la CD, Matuz expresó que “quiero lo mejor para el club, porque Don Bosco no es Irizar, no es Ortega ni es Hugo Matuz. Por ahora estoy esperando”, finalizó.

A casi un mes del comienzo de Lifune, que dará inicio el próximo 10 de marzo, el único equipo que representa a la ciudad en el certamen todavía espera por el capitán de este barco, un barco que no quiere hundirse en el fondo del mar.