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En la última fecha de Lifune, Don Bosco sumó 21 puntos contra Villa Iris y consumó el ascenso a la “A”. La cancha fue una fiesta y alrededor de 2000 personas coparon las tribunas para reconocer a cada uno de los jugadores. La Primera ganó 3 a 1 con goles de Bergenfeld (x2) y Venegas.
Sergio Garro
Por Sergio Garro

Y en una tarde que anticipó la primavera en la ciudad de Zapala, la alegría floreció en la cancha de Don Bosco al conocer la goleada de la séptima categoría en horas de la mañana, para cosechar los últimos puntos necesarios para ascender y no depender de lo que pasara con San Lorenzo.

Acto seguido la octava no podría sumar unidades, mientras que la Reserva prepararía el terreno tras ganar 2 a 0 para lo que sería la Primera. Antes del encuentro central, todas las categorías ingresaron a la cancha y recibieron su reconocimiento por el esfuerzo realizado hasta el momento, con el cual depositaron una vez más al “Barrio” en la máxima categoría de Lifune.

La Primera sabía que podría jugar con cierta tranquilidad, pero querían coronar la fiesta a todo trapo. Ganó 3 a 1 con doblete del “correcaminos” Bergenfeld y Andres Venegas de penal. Sin embargo, la historia comenzó torcida para los zapalinos que a los 20 minutos perdían 1 a 0.

A los 36 de la parte inicial llegaría el empate, también desde el punto penal, ejecutado con gran precisión por el central Andres Venegas. Cuando se jugaban los minutos finales del primer tiempo, el central Marín de Villa Iris le iba a propinar un fuerte golpe al arquero Moreno, por lo que vería la tarjeta roja. Mientras que el joven portero debería abandonar el terreno de juego.

Ya en el complemento, Don Bosco encontró el gol en el mejor momento: a los 16 David Bergenfeld coronó una buena jugada colectiva y sólo tuvo que empujarla a la red. Minutos más tarde, Sanchez también se iba a ir antes a los vestuarios por un supuesto codazo a un rival. Quedaban ambos elencos con diez y al partido le quedaba mucho por jugar. Con el aliento de los hinchas haciéndose sentir, otra vez Bergenfeld, de gran partido, anticipó al defensor visitante y con mucha categoría la colocó la pelota por encima de la humanidad del arquero.

Desde ese momento todo sería fiesta. Cuando sonó el pitazo del árbitro de regular actuación, el terreno de juego se inundó de abrazos, besos y llantos de emoción por ascenso conseguido. Los jugadores se treparon al alambrado para celebrar y cantar al ritmo de “La 14”, quién luego ingresaría a la cancha para seguir con la celebración durante varios minutos.

"El Barrio" es de Primera como siempre lo fue.

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