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El estrés puede medirse en las fibras capilares

Una nueva investigación de la Universidad de Islandia y el Instituto Nacional de Salud Pública de México trajo a la luz un nuevo efecto, esta vez, sobre el cabello.

El Dr. Lusicic, especialista en medicina capilar, explica cuáles son los efectos más notorios de esta afección en el pelo y la relevancia de este descubrimiento.

Los efectos negativos del estrés para la salud son ampliamente conocidos: van desde la depresión a enfermedades crónicas, envejecimiento prematuro y problemas cardíacos, entre muchos otros. Sin embargo, una nueva investigación de la Universidad de Islandia y el Instituto Nacional de Salud Pública de México trajo a la luz un nuevo efecto, esta vez, sobre el cabello.

El estudio, que se llevó a cabo entre 881 mujeres de México y 398 de Islandia, llegó a la conclusión de que el estrés puede medirse a través de la concentración de una hormona llamada cortisol en las fibras capilares.

El secreto que guardaba nuestro cabello

El cortisol es una hormona que el organismo produce diariamente y que se encuentra en mayores concentraciones al inicio del día, disminuyendo hacia la noche. Ante situaciones de estrés, sin importar el momento del día, su producción aumenta, por eso es conocida como “la hormona del estrés”.

Generalmente, para medir su concentración en el organismo, se hacen exámenes de sangre, orina y saliva. El gran descubrimiento del estudio es probar que el cabello también funciona como “espejo” de la concentración de cortisol en el organismo, sólo que hasta ahora era un dato oculto en nuestro cabello.

Según el informe, publicado en PLOS Global Public Health, se tomaron muestras de cabello de 881 mujeres de México y 398 de Islandia y comprobó que no sólo existía un vínculo entre el estrés y la presencia de cortisol en el cabello, sino que el estrés podría medirse objetivamente en las fibras capilares. “Hallamos una asociación entre el estrés percibido y la concentración de cortisol en el cabello (HCC, por su sigla en inglés, “Hair Cortisol Concentration”) en una muestra de mujeres de dos entornos geográficos y culturales diversos que respaldan la hipótesis de que el HCC es un biomarcador viable en estudios de estrés psicológico crónico”, explicaron los investigadores del estudio.

Mitos y verdades sobre el estrés y pelo
El estrés -aunque coloquialmente estemos habituados al concepto- fue definido en la investigación como “un término científico utilizado para describir las reacciones cognitivas, emocionales y fisiológicas que resultan de un desequilibrio entre las demandas y los recursos percibidos por el individuo”. Ahora bien, aún hoy en día, según advierten los investigadores, los mecanismos biológicos de la vía estrés-enfermedad son poco conocidos.

“Es muy interesante y relevante el hecho de poder determinar, medir en qué estado está un paciente. Sabiendo que la persona tiene signos de estrés crónico a través de su cabello, se le puede inducir un cambio de hábitos: alimentación sana, movimiento, yoga. Sin embargo, hay muchísimos mitos alrededor del estrés y lo que este produce, sobre todo en el pelo”, advierte el Dr. Lusicic, experto en medicina capilar y presidente de Hair Recovery.

A pesar del desconocimiento de la causalidad directa del estrés sobre ciertas enfermedades, es muy común atribuirle todo tipo de afecciones, y una muy común de la que se lo culpa, según explica el Dr. Lusicic, es de la calvicie. Esta, sin embargo, es causada sólo en un pequeño porcentaje por estrés.

Un caso típico de alopecia areata, que puede originarse en episodios de estrés

“Lo que pasa con el estrés y el pelo es que la gente quiere creer o tiene predisposición o facilidad para creer que tiene caída de cabello debido al estrés. También hay mucha predisposición a creer que estos problemas se solucionan con cambios en la alimentación. Es importante señalar que los problemas capilares no son todos responsabilidad del estrés, ni mucho menos se solucionan con la comida. Los problemas capilares son mucho más profundos, suceden debajo de las raíces foliculares, y hay muchas causas que pueden generar la pérdida de la salud capilar, la pérdida en función de cobertura, de grosor y finalmente pueden provocar la caída de pelo”, aclara Lusicic.

El primer paso: la consulta con un especialista
La alopecia ocurre, en su gran mayoría, debido a causas hereditarias y hormonales, tanto en hombres como en mujeres. En estos casos, la caída capilar tiene patrones reconocibles; en el caso de los hombres, tiende a caerse en la línea frontal -las “entradas”- y en el centro del cuero cabelludo, mientras en las mujeres, disminuye la densidad capilar en general y se ensancha la línea del medio, dejando más expuesto el cuero cabelludo.

La alopecia androgenética, la más común en hombres y mujeres, tiene patrones reconocibles para ambos.

“Las personas que no tienen predisposición hereditaria para sufrir la caída de pelo, ante una situación violenta de estrés -mudanza, pérdida de su trabajo, etc- podrían llegar a tener caída capilar causada únicamente por estrés. Pero a esa persona se le va a caer el pelo en forma de un medallón único o múltiple y normalmente es lo que se llama alopecia areata. También puede llegar a desarrollar una alopecia cicatrizal: el cuerpo, en este caso, el cuero cabelludo, empieza a cicatrizar sin haberse lastimado o golpeado. Esto comprime y destruye los folículos pilosos y hace que el pelo se caiga. Puede afectar cualquier parte del cuero cabelludo, incluso extenderse más allá, a las cejas, las pestañas, el vello corporal, o a zonas como el bigote o la barba -en el caso de los hombres-. Esta es una caída típica por estrés, que no tiene absolutamente nada que ver con el hombre que se queda calvo en la coronilla, o con las ‘entradas’ que uno ve todos los días”, advierte el Dr. Lusicic.

Ante cualquier caso, el primer paso es la consulta con un profesional, que determinará los motivos de la caída capilar, en qué medida está influida por estrés y cuáles son los mejores tratamientos a seguir. “El tratamiento cuando ya se cayó el cabello es el microtrasplante capilar. Pero si está en vías de caerse, ya se puede actuar con varios tratamientos preventivos. Se pueden tomar cartas en el asunto y combatir con muchísima eficacia la caída en aquellos pacientes que tienen predisposición genética o hereditaria. Por eso es importante hacer una consulta médica y alejarse de los mitos”, concluye Lusicic.

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