
Los protagonistas son un profesor de educación física y una alumna, menor de edad.
El implicado pasó treinta días detenido con prisión preventiva para evitar que intente entorpecer el avance de la causa. La Justicia había dictaminado una restricción de acercamiento en primera instancia pero el docente la incumplió reiteradamente a través de mensajes de texto, en redes sociales y llamadas. De hecho, fue detenido cuando la estaba esperando a la salida de la escuela.
Según pudo investigar la fiscalía a partir del relato que la propia joven brindó a través de la Cámara Gesel, los hechos de abuso comenzaron el 22 de agosto de 2014 y se mantuvieron hasta el 18 de enero de este año. Según reveló, ocurrían en el interior de la vivienda que el profesor ocupaba en el barrio Pino Azul. Los abusos comenzaron cuando la nena tenía 13 años y el abusador 39. Esta conducta delictiva se repitió hasta enero de este año, fecha en que toma conocimiento la madre de la menor. “El abusador lo realizaba con el firme propósito de lograr satisfacción sexual, aprovechando su relación de confianza y de la inmadurez sexual de la menor”, expresó la fiscalía en la formulación de cargos.
Haciendo valer su condición de profesor de atletismo, el acusado comenzó una relación de amistad con la menor, que luego se extendería a la familia. La generosidad puesta de manifiesto por el acusado hizo también que la madre de la menor accediera a que él mismo la traslade desde las clases hasta la casa en los diferentes horarios de entrenamiento. Los regalos previos y un préstamo de dinero en efectivo también fueron usados como excusa por el acusado para ganar el silencio de la menor. Esta situación se sucedió por mucho tiempo con la misma modalidad, el profesor pasaba a buscar a la menor para ir a entrenar, pero antes la llevaba a su casa y abusaba de ella. Cuestión que duró hasta que la nena relató a su madre lo que estaba pasando.
“Quedate callada, no digas nada, tu mamá me debe plata”, era una de las frases que usaba el abusador para silenciar a la víctima. Además, le suministraba pastillas anticonceptivas.
El abogado querellante, José María Díaz Villar, sostuvo que “luego de radicada la denuncia, este sujeto nunca dejó de buscar el contacto con la menor”.
“Más allá de la condena que pueda recaer, preocupa a la familia el hecho de que esta persona pueda volver a impartir clases”, señaló el abogado querellante José María Díaz Villar.
Fuente: diario Río Negro.
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